POEME ROMÂNESTI ÎN LIMBI STRĂINE

Daniel CORBU

 

CLARIVIDENCIA OSCURA

En una ciudad oscura, en un edificio

oscuro

en el piso más oscuro

viven un poeta oscuro

que escribe versos oscuros y publica

para lectores cada vez más oscuros.

De vez en cuando críticos oscuros

publican crónicas oscuras

en revistas oscuras de Europa

o de otros continentes

igualmente oscuros

en un planeta oscuro

de un sistema solar oscuro

arrojado en una rama oscura

de una galaxia oscura de un universo

de una absoluta oscuridad.

 

EL APOCALIPSIS DE CADA DÍA

Y tú puedes imaginar sobre la muerte cualquier cosa.

Tal y como dice la Escuela de Frankfurt

y nos asegura el monje de Asís,

los decadentes de Köln, el chambelán

de Chamonix y el sabio de Tormes

los que proclaman a gritos El Corán desde las mezquitas orientales,

tal y como el cazador de pelícanos de

la Isla Grande de Brăila,

podrías creer que lo mejor

es la libertad. Después creerías que la libertad es

incluso una puertita hacia el paraíso perdido.

Pero tú desde hace tantos años cavas en ti ese huevo

angosto

y no conoces ninguna respuesta clara a las preguntas

límpidas.

(DES VEZ EN CUANDO SE ABRE UN PAN

Y POR EL DESVARÍA LA SOMBRA)

Por lo demás el mundo esta lleno de dioses regateados por hora

para nuestra humillación

y la oración: pobre antorcha paseada por la lluvia.

Por lo demás el apocalipsis de todos los días

mientras que la verdadera muerte viene de modo fastidiosamente lento.

 

EL EÓN DEL GRAN DESEMBARQUE

Tú me dijiste que después del Gólgota

cualquier tragedia es imperfecta

que es más fácil desintegrar un átomo

que un prejuicio, que amargados por el mundo

muchos quisieran volver al vientre materno,

que la amargura es la cuerda que adorna la alegría.

Tú me escribes „desde un infinito durmiente,

soñador y delirante”,

que la mañana es un trapo

tocado por los diosses,

que se multiplicaron las agencias del vacío

y que dándole seguimiento con nosotros el asalto del mayor bien

del bien

aparecieron el Gólgota, la Neantología

y otras ciencias estropajosas para inaugurar la libertad

del desenfreno

que El manual del buen solitario

(en el cual trabajé siete vidas a través de las cuevas tibetanas)

es venenoso, aberrante, neblinoso para nuestro marchito planeta,

que cualquier aborto es mecánica ciega,

que nos engañamos excesivamente con el juego de

la gallinita ciega

y el de „dónde están los que están” también.

 

Querido mío, incluso esto

conozco yo muy bien.

 

EL MANUAL DEL BUEN SOLITARIO

Aún te conoce mi boca besando navajas delgadas

aún te conocen las manos el llanto sin causa

¡ay de mí errante por espejos!

las migajas del canto han enmudecido

y hay tanto silencio

como si hubiera muerto en varios cuerpos

de pronto.

Una vez estaba de pie entre los disparos de la risa

desafiaba de lejos las horas deshojadas

ahora cada vez más arrepentido avanzo

de temor de no vivir el futuro de otro.

Aún te conoce mi boca besando navajas delgadas

aún te conocen las manos el llanto sin causa

por las calles oscurecidas alguien proclama el tótem

del amor, el retorno a los libros que nos vencen

las palabras pasan cansadas como las lavanderas al atardecer

los ángeles duermen

los amigos envejecen en las fotografías

El manual del buen solitario languidece en los recintos.

 

CIEN GRIEGOS GLORIOSOS

¿Hasta cuándo llevaras a cuestas esta memoria

como dos mundo gemelos

uno de la figuración de Dios y otro

de tu propia figuración?

¿Y por qué por tu sangre murmuran cien

griegos gloriosos como góndolas por los canales de Venecia,

y también persas y romanos

y rusos, y judíos y franceses,

incluso americanos (no es así señor Withman y

señor Poe y señor

Ferlingetti?)

¿cuándo todo lo que es fulminante te considera

trapo?

¿cuándo la ventisca sube la sangre cada vez más arriba

y nunca la desesperación se comparte

entre dos

y la muerte en cada esquina florece?

¿Hasta cuándo, San Daniel, llevarás a cuestas esta memoria

con dos mundos mezclados

uno de la figuración de Dios y otro

de tu propia figuración?

 

NOCHES CON LUNA SOBRE LAS HEMATÍAS DEL SUEÑO

Un verano entero cayeron estrellas

y nadie supo domar la tormenta

Agotado miré los espejos de la ciudad:

VODKA, PALABROTAS, CASPA, POETAS, TRIUNFAL

PROVINCIA

¡Qué bien nos conoces polvo barato ilustrativo

danos hoy lo que nos darás mañana también

y líbranos de todo mal hazar!

¡paradas, putas, robots!

Que los condenados lleven la eternidad más abajo

sin reposo el carro de la vanidad empujan.

Alguien arrastra la cuerda sobre las cosas del mundo

contemplando con ansia

el cuello de la nubre negra convaleciente.

Iglesias, himnos, cielos.

Anoche en un café de Copou

a través del humo de cigarros como en nubes

La muerte me hablaba en sánscrito

sobre sus preocupaciones.

Agotado miré en distorsionados espejos:

Vodka. Palabrotas. Caspa. Poetas.

Tantos arrepentimientos e igual número de espumante

esperanza.

Noches con luna sobre las hematíes del sueño.

Los postmodernistas duermen

La trompa pastoril calla con lamento.

 

REPORTE A LAS NOCHES ESTÉRILES

Lo que nos une es un canto de muerte.

Paso por muros y grito:

¡Abel, Abel, hermano, lo que

nos une a nosotros es un canto de muerte!

Pero las palabras nunca bastan OTRA COSA

DESGARRA LOS CORREDORES

Con la clámide negra

como la llama del libro iluminando

paso por caminos extraños y grito:

¡Abel, Abel, hermano, lo que

nos une a nosotros es un canto de muerte!

Un gusano se traga uno tras otro los puntos

suspensivos del mundo

al atardecer UN DIOS CANSADO CAE EN MIS PÁGINAS

¡Abel, Abel, hermano, lo que

nos une a nosotros es un canto de muerte!

Pero las palabras nunca bastan,

otra cosa desgarra los corredores,

¡OH, CUERPO REY, armazón mío

de terror y sueños!

 

SOBRE LA SONRISA DE LA GIOCONDA, NADA MÁS

Así veía él el poema que nadie

sabía llamarlo por su nombre:

un caballo blanco montado por una puta

en una noche con luna

y todos en éxtasis.

Hojas delgadas. Gritos cortos como el pelo de las ninfas

de Kíos

fiesta con esbirros y bebedores de vinagre.

Tan sólo eso, y más allá en una playa desierta

el incestuoso esperando que le crezca un dedo más,

escucha los alaridos de los sera fi nes de la memoria.

 

Traduceri de Mario CASTRO NAVARETTE

 

 

 


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