Vasile ROMANCIUC
(1947)


PRELUDIO

El ruiseñor no tiene cuenta,
gratis canta el ruiseñor.
Son su bien y su fortuna
Nuestra Tierra y el Sol.

El ruiseñor es tan pequeño,
que ni se ve en el pinar,
pero sus trinos ondulados
parecen perla en el mar.

No me atrevo a aplaudirlo,
a no romper su canción –
Preludio al nuevo día,
la misa del ruiseñor.


CAEN TRANQUILAMENTE LETRAS

Yo soy el portavoz del silencio.

Llueve puro y cálido, caen letras
del alfabeto celeste.
Si pudiera componer de ellas
palabras,
viviría el regocijo de unos divinos
poemas de amor.

Hace tiempo que sueño con un poema de amor,
un poema insólito,
en el cual los sentimientos pueden
estar leídos y comprendidos
sin diccionarios de neologismos,
sin diccionarios de arcaísmos

sentimientos que se ven
gracias a su propia luz.

Sentimientos que
para hacerse oídos,
engendran el silencio primeramente.

Yo soy el portavoz de silencio.


HUMO

Cielo de humo, sol de humo
país de humo, gente de humo,
iglesias de humo, sueños de humo –
todo es humo,
todo es de humo,
pero no arde nada,
pero no arde nada;
esto es –
y esto
engruesa el humo
aun más todavía.


EL GRAN DESIERTO INVISIBLE

Pasan rebaños hambrientos,
pasan bárbaros rebaños,
manadas inmensas comiendo raíces,
tan sólo raíces.

¡Que desierto tan grande
cubierto de hierba verde
y flores!
Ay, corazón,
el gran Sahara
se halla en nuestro alma.
Traduceri de George RENITĂ


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