POEME ROMÂNESTI ÎN LIMBI STRĂINE


Nicolae SPĂTARU




has de abrir muchas trincheras
mientras tanto probablemente han cambiado muchas cosas
lo dices tú siguiendo con obstinación
abrir trincheras
para la primera guerra mundial

cabas de lo más profundo
hasta donde se ha perdido la trápala de los caballos

cuando te confundas por completo con la pala
entonces se terminará la guerra (así lo crees tú)
y la amada podrá borrarte la mancha de herrumbre
de tu espalda
que parece haber sido un arma
en otros tiempos
un arma de la cual no has tirado
ni siquiera una vez
porque estamos en guerra y tú
has de abrir muchas trincheras


la tristeza discanta poemas de rilke

tu tristeza orgollosa
no ha desviado ningún otoño todavía
ni ha contaminado de fiebre las murallas del calabozo

tu tristeza está siempre contigo
él de la fotografía
él que se pierde salvador en la muchedumbre
o él que completa para las jóvenes casaderas
brazaletes confeccionados del aullar de los lobos

tu tristeza discanta versos de rilke
muriendo a veces junto a los actores
sobre el plató tan codiciado en hollywood
o se enamora locamente de emanuel

esa tristeza tuya duerme sin sueños
con los candados de bastilla bajo la cabeza


los caminos comen cualquier cosa

ya los reyes no se interesan de tu vida de perro
el echo de que el mossad
no deja más mujeres hermosas en tu camino
te impone un estado confuso:
¿acaso te has degradado tanto?
¿acaso tu cerebro no guarda ya
secretos de importancia capital?
(las injurias de rigor pueden sospecharse)

hoy nadie te ofrece un centavo
nadie te invita a una cerveza
los adoradores de antaño te han olvidado
ahora tus pensamientos son dunas movibles
en la selvatiquez del desierto
y te estallan los lamentos
como globos en un carnaval del primero de mayo

eres un viajero destornado
que se ha reunido los caminos en ovillos
junto a sus pies varicosos

de vez en cuando (con gestos rituales)
corta por un pedacito de piel
de sus calzados podridos
y alimenta a esos ovillos

los caminos comen cualquier cosa
no son nada caprichosos


telegrama enviado hacia ninguna parte

frío/ silencio horrible/ cosas baratas/ caras viejas/
manicomios con las puertas rasgadas/ ademanes
fructíferos/ errores/ traiciones/ ruinas/ dioses
polvorientes/ palabras fieles sin vocales/
preguntas sin respuetas/ libros leídos
hasta la mitad/ crímenes/ paros técnicos


y entre estas barbaridades tú
muy encantada del otoño
y yo que ni siquiera intento contradecirte


canción nocturna

la ventana de mi cuarto
se ha levantado el vuelo en la noche
las cosas muy previstas se han acorazado
en sus proprias sombras
la oscuridad nace
aun de tus palabras dichas en voz baja
la máquina de escribir caye como un toro herido
sacándose la lengua ensangrentada
el poema es casi indescifrable
la luna halagada
por las declaraciones de amor de los lobos
ha rodado desnuda en el bosque



tendría y un nombre

has inventado para esta ciudad
una calle de la solitud
una calle sin estaciones
los edificios y los árboles son de arena
tú te pasas la mirada cual una caravana
de un extremo al otro
absorbiendo bajo los párpados
gatas y perros vagabundos
pidiéndole al cielo que repita la palabra arena
se ha convertido y él también en arena


la calle tendría y un nombre
si tu amada de arena
viniese ahora



el sabio de por la mañana

qué bien has aprendido el gesto del piadoso
que llama desesperado a las puertas cerradas
 él tiene en los pies imensos llaveros

ni siquiera sabes lo que te podría esperar
tras las puertas telarañadas de tiempo
sus tiradores no distinguen ya
el calor de las manos de los inocentes

en tu alma la historia bulle
mas tú desconoses
que el sabio de por la mañana
sobredora monasterios allá en el cielo



podría inventar un desierto

hoy en día
con una facilidad que asombra a todos
yo podría inventar un desierto
mirarme el corazón
retorciéndose
en la arena roja mezclada por los camellos
como a un intruso
como a algo que debe morir


el poema singular

escríbome el poema a máquina
mientras que pedazos de vocablos brincan por doquiera:
por las paredes por el escritorio por los libros
igual que la sangre de un gallo degollado
retorciéndose alrededor del tronco

escríbome el poema a máquina
mientras que vocales y consonantes
(¡he renunciado a tiempo
a los signos de puntuación!)
se depositan en grandes estratos
cada vez más gruesos
las paredes y el techo apenas se adivina
la ventana ya no se ve
la puerta apenas se distingue
el cuarto se hace cada vez más chiquito

escríbome el poema a máquina
hasta que las cosas que me rodean
devienen algo entero:
paredes palabras ventana palabras puerta
techo palabras máquina de escribir escritorio
palabras libros palabras palabras


ahora en vano intentaría alguien
hacer una delimitación
entre las cosas del cuarto
y entre mí

Traducere de Ion RENITĂ   

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